El hombre
viejo está encallado en el lodazal, y Pelayo y Elisenda se dan cuenta de que este
hombre viene de un naufragio. Pero los dos no pueden hablar al hombre porque él
habla un dialecto diferente. Pelayo y Elisenda creen que el hombre es un ángel
para su hijo enfermo. Y un día después, el hijo sienta mejor y no tiene fiebre.
El padre
Gonzaga siente sospechoso al hombre viejo, diciendo que él no parece como un
ángel normal y no entiende Dios. Sin embargo, mucha gente quiere ver al hombre,
y la gente viene de lugares lejanos. Muchas personas que visitan al hombre tienen
enfermedades extrañas, y ellas buscan un tratamiento del hombre. Porque hay tantas
personas, Elisenda decide cobrar dinero para entrar el patio donde está el
hombre.
Muchas
personas no respectan al hombre, y el hombre no presta mucha atención a la
gente que lo visita. Aunque algunos dieron comida al hombre, otros tirarían piedras
a su cuerpo. El escritor dice que el hombre no hace mucho, y que el hombre es
muy paciente. Un día, una mujer convertida en una araña viene al pueblo. Le
interesa al pueblo en esta mujer, y la gente deja el hombre viejo para ver el
cuento de la mujer.
Sin
embargo, Pedro y Elisenda ha ganado mucho dinero, y ellos construyen una casa
nueva y todos están felices. El hombre viejo todavía vive en el patio de Pedro
y Elisenda. El hijo de Pedro y Elisenda se hace mayor y asiste la escuela.
Eventualmente, Elisenda piensa que el hombre morirá, pero ella se equivoca.
Sorprendentemente, el hombre recupera repentinamente su fuerza, intentando de
volar, y el hombre se va con una ráfaga.
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